Sea cual sea el punto en el que estás ahora, lo más probable es que se lleve gestando ya un tiempo largo.
Nuestra situación financiera suele venir marcada por lo que hemos visto hacer en el entorno, porque generalmente ni se recibe formación específica, ni se habla de dinero en general. Por lo que la forma en la que gestionamos el dinero está influenciada por cómo hemos percibido esa gestión en nuestro entorno y las consecuencias de dolor o placer que les hemos asociado.
Por ejemplo, una persona que ha visto como sus padres ahorraban y ha valorado la tranquilidad económica que ese hecho aportaba al hogar, tenderá a imitar ese comportamiento que considera le proporciona una situación placentera.
Si embargo, una persona en las mismas circunstancias que ha considerado que ese ahorro le privaba de muchas cosas que podía disfrutar de forma inmediata, y que por tanto ha asociado una sensación de pérdida o dolor con el hecho de ahorrar, evitará hacerlo a toda costa.
El valor de empezar
Si estás aquí, probablemente es porque te has dado cuenta de toda la energía que te consume el hecho de no tener tu economía ordenada. Has experimentado el dolor que ello conlleva o tienes la sensación de que tu situación mejoraría si consigues ordenar este área de tu vida.
Has tomado consciencia del problema y has dado el primer paso para buscar una solución. Enhorabuena, has hecho lo más complicado.
El precio de empezar
Si alguna vez te has enfrentado a una reforma, sabrás lo que te espera 🙂
Te has dado cuenta de que tienes que ejecutar una reforma en el área de tus finanzas y puedes enfrentarla de dos formas:
- Vas recopilando información a través de diversos canales, libros, youtube, etc. Lo más probable es que te lleve tiempo y esfuerzo
- Contratas a una persona que te dé un método envuelto con un lacito y que te acompañe a la hora de ponerlo en marcha
No hay una opción mejor que la otra, dependerá sobre todo de la urgencia con la que quieras abordar la solución.